«Al dios de la carretera» 5 poemas de Chagall Acevedo

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El poema siempre es un tránsito: para muchas personas, funciona como una sucesión de imágenes, reflexiones y una puerta a una inteligencia ajena. Chagall Acevedo intenta llevarlo un poco más allá, y hace de sus poemas una colección de momentos móviles. Como en varios viajes, de duraciones disímiles y destinos variados, el puntapié inicial de cada reflexión es el movimiento motorizado. En ese ir y venir podemos ver, desde la ventana del copiloto, a las familias que cruzan la calle, listas para entrar a la misa del domingo; los baches y las líneas irregulares del asfalto; o a las víctimas de un choque en medio de la carretera.
Sin embargo, el paisaje no es lo único que sucede en un viaje. Hay, también, un movimiento interior que debe explorarse mientras el hablante va desde un punto a otro. Desde ahí, nacen reflexiones asociadas al entorno: ver a las personas dormir, escrutar el estrecho pasillo del bus o, simplemente, especular sobre qué se esconderá en los caminos cuando se asoma la noche. El viaje en estos poemas, entonces, se vislumbra desde varios frentes. Como si fuera una carretera que no acaba nunca, a pesar de que se espere un viaje breve. Como si las curvas, las panas y el cansancio se quedaran en el cuerpo del copiloto cuando piensa que, por fin, el auto va a detenerse.

*

Al dios del camino

no se le reza

de rodillas hay una animita en cada

entrada y salida de la carretera

que nunca termina solo se desenrolla

no son

lugares fijos ni siquiera

son lugares nadie

puede dormir en una carretera a no ser

que sea en movimiento con

la boca abierta roncan

incómodos los pasajeros

hasta que los despierta

un choque se encomiendan

los pilotos al dios

de las carreteras los túneles

son lugares fuera

del juicio de sus ojos

*

Le prestas atención a

cualquier cosa te marea bostezas

para morder aire ves

inmóvil la película se mueve

en las líneas blancas del asfalto llegas

al túnel te mareas bostezas

te lagrimean

los ojos

centras la vista sobre algo

que no gire

cambias

la música calculas

cuánto falta más

o menos para llegar

*

Árbol amarillo junto

a la carretera rodeado

por un océano de malezas cuando

eso termina desaparece en la ventana

por ahora solo

este paradero

Junto a la pasarela

una familia

de cuatro

con faldas blancas y trajes demasiado

grandes madrugando

vestidos de iglesia miden

el tiempo entre palabra

y palabra extienden

el silencio hasta que la vista se agota

*

El traqueteo del motor suena

al vientre

de tu madre antes que nacieras

por la noche hay poco que mirar en los caminos

supongamos que por eso

se duerme la gente

*

Cuando nos despedimos los

bichos chocaron con el parabrisas

nos alejamos rápido pasamos

el resto del día

en auto en 

silencio mirando la vegetación

desintegrarse canciones

repetidas señales de tránsito

carteles con

tractores verduras congeladas pernos

moteles se vende

empanadas desayunos bombas

de bencina

números que indican

velocidad camiones

que cargan troncos

apilados como un conjunto

ordenado de recuerdos

a veces se eleva una polvareda

Te obliga

a cerrar las ventanas

 

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

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