«los campos cuelgan al sol de cuerdas flojas». Tres poemas de Alice Oswald (versiones de Guido Arroyo)

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Es azaroso cómo llegamos a conocer una autoría. Leí por primera vez a Alice Oswald gracias a una venta de saldos. Entre la veintena de títulos rebajados de editorial Pre-Textos, encontré uno llamado: Bosques, etc. Leí a la rápida un poema y me fascinó de inmediato, así que lo aferré fuerte, casi con miedo de que otra lectora o lector lo quisiera, porque era el único ejemplar que había en aquél stand de la FILBO. También compré dos o tres títulos más, pero no fueron lecturas marcantes. Porque durante el viaje de regreso, sólo leí y releí sus poemas, alucinado por el despliegue de imágenes alegóricas, su musicalidad marcada por asimétricos silencios, su profunda conexión con el mundo natural y cierta atmosfera irónica, cómica incluso, que merodea sus poemas.

Alice Oswald (1966) se formó profesionalmente como jardinera y ha trabajado gran parte de su vida cuidando jardines históricos, como el Chelsea Physic Garden. Sus vínculos cercanos, en cambio, están abocados al arte: su esposo Peter es un dramaturgo clasicista, su hermana Laura una premiada narradora y su hermano Will un destacado actor. Ha publicado ocho libros de poesía, entre ellos un poema largo que narra la vida de una comunidad junto al río Dart (2002, premio T.S Eliot), y una aplaudida versión de La Illiada titulada Memorial (2011). El veintiuno de julio del año pasado, obtuvo el grado académico honorífico de profesora de poesía de la universidad de Oxford, trabajo de medio tiempo que consiste en dar tres conferencias por año. Por alguna razón incomprensible, de su obra solo se ha traducido al español, aquel libro saldado que encontré por azar.

 

(De Woods, etc. 2006)

MARGINALIA AL LÍMITE DEL ATARDECER

Ahora el sonido de los árboles es universal

y yo sigo aquí/aquí no
en la mismísima solapa del atardecer

pero debería estar allí arriba. Bañando a los niños.

porque es tarde, la bicicleta duerme oxidada
los campos cuelgan al sol de cuerdas flojas

y cuando el viento sopla exhibe
el anverso de la tarde
(cuando el sol se hunde coge
un instante más fugaz que una araña)

He visto el abdomen luminoso de una polilla

He visto un mirlo
hacerle muecas jeroglíficas al resplandor de moda

¿quién olvidó la luz de las nubes?

pausa

el humano al volante deja marcas de velocidad en la autopista
justo aquí, a mi alcance, el tiempo es tan grueso como una piedra
y tan delgado como hebra suspendida

es de noche y alguien
empuja su cortadora de pasto

hacia la luna.

(De Spacecraft Voyager 1, 2007).

VARIOS PRESAGIOS

Varias estrellas. Varios reyes.
Varios atardeceres, signos, percepciones superfluas,
Mucha atención minuciosa, muchos observadores expertos,
Mucho frío, mucha oscuridad dominante.

Varias penumbras en pleno invierno.
Varias estrellas solitarias y terribles.
Muchas noches frías, muchas inéditas flores del cielo.
Mucha gente siguiendo caminos (algunos reyes), todos aferrados a las estrellas.

Más de una Estrella del Norte, más de una Estrella del Sur.
Varios billones de galaxias elípticas, nebulosas burbujas, sistemas binarios,
Varías líneas de polvo, varias rutas para atravesar diversos grados de oscuridad,
Muchos túneles dentro del espacio profundo, mentes yendo de un lado a otro.

Muchas visiones, muchos cielos retocados digitalmente,
Toda clase de resplandores visibles en el telescopio:
Fuegos artificiales, gases de carbón, manchas blancas, obras de oscuridad,
Trabajos de girasol y/o agua, copos de nieve, estrellas de escarcha…

Varios astrónomos aturdidos dilatando sus ojos
Varios astronautas yendo rumbo a tierras donde no existe la risa
Varios mapas lunares de cinco mil años,
Varios ciegos palpando el cielo en braile.

Varios dioses haciendo estatuas en bronce,
broches, coronas, triángulos, copas y cadenas,
Y una variedad de estrellas de piedra seca sin asfalto
Muchos miembros del Comité de Sabios comentando la irregularidad del clima.

Muchas pulsiones de exilio, muchos seguidores de voz baja,
Relojes de mano con varios usos, brillantes,
Adivinos, cazadores de la Tierra Alta del Zodíaco
Marineros arrojando lienzas, amarrados a una estrella…

Varias personas regresando a casa (algunos reyes). Varios faros.
Dos o tres niños de pie o sentados sobre el muro pequeño.
Varios vientos, el viento del mar, los vientos cargados del atardecer
Soplando las estrellas con ellos, trayendo nieve.

 

(De, Falling Awake, 2016)

BREVE HISTORIA DE LA CAÍDA

Es la historia de la lluvia que cae
para tornarse una hoja y caer otra vez

es el secreto de una lluvia de verano
para robar la luz y esconderla en una flor

y cada flor un pequeño arroyo
que desde el suelo fluye verde, momentáneo

uno de los deseos del agua, este relato
cuelga de una semilla redonda más pequeña que mi uña

si solo yo, una transeúnte, pudiera pasar
tan clara como el agua lo hace a través de la hierba

para encontrar la luz solar escondida en el extremo
que se torna siembra alimentada por una especie de riego

entonces podría saber cómo el agua equilibra
la carga de la esperanza contra la luz de la paciencia

agua que es tan cruda y fuerte como la tierra
y acecha en tanques de hierro fundido, se fuga

atraída por la gravedad hacia mi lengua
enfría y llena la tubería de esta canción

que es la historia de la lluvia que cae
que asciende a la luz y vuelve a caer.

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«los campos cuelgan al sol de cuerdas flojas». Tres poemas de Alice Oswald (versiones de Guido Arroyo)

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